Cada diciembre escuchamos la misma historia: “El próximo año sí me pongo con el inglés”. Pero, seamos sinceros, ¿cuántas veces has repetido esa frase? Y lo peor: ¿cuántas veces has cumplido? La respuesta probablemente no te guste.

Esperar a enero para empezar inglés es como decirle a tu futuro “puedes esperar”. Es procrastinación disfrazada de “planeación”. Es un truco mental que te hace sentir productivo mientras sigues exactamente donde estabas hace un año.


El problema con “esperar”

  1. La motivación no entiende de calendarios: Si HOY sientes que deberías aprender inglés, ¿por qué esperar al lunes, al mes siguiente o al año nuevo? El futuro no trae motivación mágica, solo excusas nuevas.
  2. El tiempo que pierdes sí cuenta: Cada día que no estudias, pierdes oportunidades. ¿Cuántos correos en inglés no enviaste este año? ¿Cuántas reuniones evitaste? ¿Cuántos clientes internacionales no atendiste?
  3. Las fiestas no son una excusa: No necesitas horas interminables para empezar. Incluso 15 minutos al día en diciembre pueden marcar la diferencia.

¿Qué puedes hacer HOY?

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